La Península Ibérica posee en Portugal y Valencia dos áreas en las que la azulejería ha jugado un papel relevante a través de la historia. Ambos territorios la flanquean al Este y al Oeste, por lo que parecen proyectarse en una imagen especular aunque cada uno de ellos posee una personalidad distintiva y singular, a veces convergente y a veces divergente, que permiten su comparación para encontrar sintonías, diferencias o especificidades propias de cada uno de estos focos de irradiación universal del azulejo.